Este domingo el ejército iraquí declaró la victoria sobre el Estado Islámico en la capital de una provincia al oeste de Bagdad. Este hecho significa el primer triunfo importante para las fuerzas que entrenó EEUU, que no pudieron detener a los terroristas hace 18 meses.
La captura de Ramadi, capital de la provincia de Anbar, de mayoría suní, deja a los yihadistas sin su mayor conquista en 2015. Esta fue tomada luego de que las tropas del gobierno se retiraran, derrota que obligó a Washington a replantear su estrategia de guerra aérea.
Tras rodear la ciudad durante semanas, las fuerzas iraquíes lanzaron su campaña la semana pasada y el domingo se realizó el asalto final para tomar control del complejo de edificios gubernamentales.
“Al controlar el complejo, eso significa que los hemos derrotado en Ramadi”, dijo Sabah al-Numani, vocero de la fuerza que lidera el combate por parte del gobierno. “El próximo paso es acabar con los focos de resistencia que pueda haber aquí o allá en la ciudad”, acotó.
En la televisión estatal se difundió imágenes del avance por las calles de Ramadi de tropas, tanques y vehículos blindados. Algunos barrios parecían haber sido completamente destruidos. Además, difundieron festejos nocturnos en ciudades chiíes.
Aunque de momento no existe cifra oficial de muertos, Bagdad afirma que la mayoría de civiles pudo evacuar antes del asalto final. En julio de 2014 el Estado Islámico capturó una tercera parte de Irak, instaurando su ‘califato’ con asesinatos masivos e ideología fundamentalista radical.
El repliegue precipitado del ejército, que abandonó en la ciudad vehículos militares y armas, contribuyó al ascenso del grupo, convocando a la mayoría de potencias mundiales y regionales para detener su avance.
Una coalición liderada por Estados Unidos está realizando una campaña aérea, aunque uno de los mayores retos sigue siendo la reconstrucción del ejército iraquí al punto en el que pudiera recapturar y conservar territorio.
Ramadi es la primera gran ciudad recuperada por el Ejército mismo, sin ayuda de las milicias, que prefirieron evitar tensiones con la población mayoritariamente suní. El Gobierno sostiene que el próximo objetivo sería Mosul en el norte, mayor centro poblado tomado tanto en Irak como en Siria.
