En los últimos 60 años otros movimientos telúricos de gran potencia han sacudido a México con gran violencia dejando consecuencias casi irreparables. Sin embargo, el fenómeno más fuerte en los últimos 100 años fue el que ocurrió hace algunos días, aquel que tuvo una magnitud de 8.2 grados.
En 1957 un sismo de 7.8 grados azotó al mismo país. Ese año, el terremoto dejó 700 muertos y más de dos mil heridos. Además el fenómeno remeció uno de los monumentos más emblemáticos de la capital, el Ángel de la Independencia, el cual se tardó un año en restaurarlo.
De forma similar, en 1985 se desató otro de los desastres más catastróficos en la historia del país, ya que el el movimiento telúrico dejó como saldo la muerte de 10 mil personas y daños materiales calculados en aproximadamente 8 millones de dólares. Tras este hecho, el país tardó una década en recuperarse.
También en 1999 se produjo un sismo de 7.5 grados. Ese año se registró 50 muertos y numerosos daños materiales. Un evento similar se desató en 2012, esta vez un terremoto de 7.4 grados afectó los estados Guerrero y Oaxaca.
