El movimiento en la ciudad norteña de Trujillo por la llegada del Papa fue total. El Santo Padre fue recibido en el aeropuerto de esta ciudad por 40 parejas de danzantes de marinera, minutos después el Papa Francisco se dirigió a bordo del papamóvil a la explanada de la playa Huanchaco donde se calcula que más de 150 mil personas lo esperaban para escuchar su palabra y recibir su bendición.
Poco le importo a los fieles el inclemente sol ni las largas horas de vigilia, la alegría era desbordante cuando vieron al Pontífice llegar. La Cruz de Motupe y la Virgen de la Puerta, entre otras 40 imágenes sagradas fueron el marco de la liturgia en cuya homilía el Papa se refirió al fenómeno del Niño Costero que devastó gran parte de la costa norte peruana.
El Santo Padre se refirió también a uno de los flagelos que azota nuestro país, la delincuencia. “Otras tormentas pueden estar azotando estas costas y en la vida de los hijos de estas tierras tienen efectos devastadores, tormentas que también nos cuestionan como comunidad [...] se llaman violencia organizada, como el sicariato y la inseguridad que esto genera”.
Acabada la misa, el Sumo Pontífice intercambio algunas palabras con el presidente Kuczynski y la primera dama Nancy Lange, para después continuar con su agitada agenda en esta ciudad.
