El festival viene con el cambio de la primavera, donde se cree que las variaciones del clima traen enfermedades o resfríos. Por eso, se elaboran pigmentos de colores en base a una variedad de plantas medicinales.
Las personas salen a las calles y se arrojan los polvos coloreados unos contra otros, con la finalidad de compartir y propagar las propiedades curativas de cada polvareda.
Cada año, a la víspera del festival, Los indios dejan sus casas y se abastecen de polvos de colores para dar inicio a las celebraciones. El resultado es una enorme nube de color y movimiento que deja a los observadores un vibrante espectáculo.