En Áncash, a 4.300 m.s.n.m habita una ciudadela detenida en el tiempo. El centro arqueológico Ñaupamarca, conocida como ‘la pequeña Machu Picchu’, sorprende por su esplendor. Esta fortaleza de piedra serpentea entre las terrazas naturales del cerro y su angosta cumbre.
Perteneciente al intermedio tardío entre los 1000 o 1400 años después de Cristo, esta ciudadela ha resistido el clima, los vientos y la lluvia.
Sus estructuras responden a fines religiosos, de esta manera muchos de sus edificios apuntan hacia los nevados o hacia la puesta del sol. Se espera que el Perú reconozca este lugar como zona intangible para poder conservar este patrimonio de todos los peruanos.
