La Ley de la Calle continúa destapando los problemas que aquejan a un asentamiento humano que desde hace más de 50 años vive sin agua. Carmen, nuestra guía, ya se acostumbró, pues no tiene tiempo para quejarse. Ella tiene un problema mayor: su hijo menor sufre de parálisis.
Nos cuenta que los gastos en la terapia de su hijo de tan solo 3 años le impidieron que termine de construir su baño. Por ello, debe acomodar a su familia en un espacio reducido hasta que la situación mejore.
Como se recuerda, la Superintendencia Nacional de Servicio de Saneamiento anunció en 2017 el subsidio en las tarifas de agua potable de Sedapal. La facturación media para este grupo pasó de S/.2.36 soles a S/.2.83 con el fin de dar sostenibilidad al servicio de Lima y Callao y beneficiar con infraestructura a los hogares más pobres que no cuentan con el servicio. Ellos aún siguen esperando, mientras se las ingenian haciendo unos caños improvisados.
Manuella vive en lo más alto, donde no llegan ni las mototaxis. En esta zona la contaminación es una bomba de tiempo, no hay agua y llenar el tanque es solo de vez en cuando. Acá, los niños son los más afectados, pues la contaminación con la que conviven se disfraza entre juegos para provocar alguna enfermedad.
Esta es la situación en el distrito de Puente Piedra, donde cientos de familias se las ingenian para conseguir agua luego de escuchar promesas sin cumplir. Y es que la Municipalidad se preocupa por recoger la basura, por partes, pero no por colocar agua y desagüe.
Son 58 años que viven en esa condición, ¿cuántos más tendrán que pasar? Esperemos que mañana más tarde la historia sea distinta.
