No cabe duda que la inseguridad ciudadana en nuestro país no le da tregua a nadie. Desde empresarios hasta amas de casa, se han visto envueltos en violentos asaltos y hasta secuestrados en sus propios domicilios y negocios, pensando en que posiblemente ese haya sido el último días de sus vidas.
En el siguiente reportaje veremos distintas historias que tienen casi el mismo modus operandi, pues no solo desvalijan el lugar al cual llegan, sino que causan serios daños psicológicos, que en muchos casos las víctimas aun no logran superar.
Por ejemplo, nos topamos con la historia de Beatriz Cute, una ama de casa que reside en Chaclacayo y que hace unos meses vivió una historia de terror, cuando en horas de la madrugada, unos delincuentes ingresaron a su vivienda para llevarse todo lo que hallaban a su paso. Inclusive ella narra cómo fueron los momentos de zozobra que vivió por culpa de estos hampones.
"Estaba amarrada, pero cuando escuché que uno de los rateros le decía al otro que quería abusar de mi hija, hice todo lo posible para desatarme y salir a pedir ayuda", confiesa Beatriz, con una sensación que pareciera que aún vive con el recuerdo de aquella nefasta noche.
En Comas, un humilde vendedor de leche fresca, cuenta como unos asaltantes con el engaño de querer comprarle su produco, ingresaron hasta su establecimiento para llevarse todo lo que tenía ahorrado con la venta de este lácteo.
"Yo pienso que voy a morir por algún delincuente y no de forma natural", nos revela Carlos Castillo visiblemente aún afectado.
A continuación conoceremos otras historias similares que describen la crueldad que proyectaron estos sujetos en sus víctimas, quienes no viven tranquilos desde aquella ocasión en que la delincuencia personificada ingresó a sus vidas, para nunca más marcharse.
